Ir al contenido principal

Un leve nudo en mitad del flujo. 46



La función desapegada que nos exigen los momentos que intercambiamos ameriza a diario en un mar tumultuoso. Un océano de incertidumbres que hacen zozobrar la nave de nuestra vida y dificultan su estable posicionamiento. Es tan complejo saltar como caer, tan difícil aceptar el impacto exigido del suelo como la sensación de flotar en un aire que le robamos al cielo por momentos. No podemos tomar partido sabiendo que lo bello y lo feo son relativos.
Todo obedece a leyes de orden mayor. Si insistimos en la luz, la oscuridad nos envuelve con más fuerza si cabe. De puertas para afuera no merece la pena intentar nada que vaya más allá de la mirada, nuestra mirada llena de amor y compasión.
Es imposible sustraerse de esta norma y excesivamente familiar implicarse en aquello a lo que el libro nos invita a separarnos. Sin embargo, sabemos de sobra su certeza y caminamos por los bordes de este intento permanente de no ser, de no actuar, de no intervenir.
Sólo dominamos el decidir, nada más. El cielo y la tierra juegan con nuestro exterior mostrando y quitando todo aquello que le place a un orden que surgió sin nosotros. Es ahora, en nuestra conciencia perceptiva de todo este infinito maremágnum, cuando entendemos que no hay mayor aprendizaje que descubrir nuestro centro para no zozobrar en el tumulto. Sólo podemos trabajar desde dentro aquello que pretendemos encontrar fuera.
Todo, absolutamente todo lo que nos rodea, es un caos sin orden aparente. Es ir y venir, subir y bajar, esconderse o relucir, es todo y nada a la vez. En el medio, entre ese cielo y tierra en tensión permanente, el nudo que somos se desata lentamente, año tras año, hasta que el continuo se deshace de nosotros y fluimos hacia arriba o hacia abajo, según sea la inercia sumada de nuestras voluntades.
Decidimos estar, aprender las leyes del instante, del presente, del ahora. Las otras son imprevisibles por más que queramos controlarlas. Estamos sin dirección definida hacia afuera, pero con el eje de la percepción interior claramente definido. Es el ego el que al compararnos, al medirnos, al posicionarnos, nos hace partícipe de un juego sin reglas al que no estamos invitados a jugar. El resultado es siempre el mismo.
Es preciso observar, estar tranquilos y, en el silencio de nuestro templo interior, permanecer expectantes cogiendo aquellas corrientes que más representan el sentido, esa sensación de estar realmente en el lado correcto de la polaridad conteniendo el germen infinito de su opuesto.
Fluctuamos sin descanso y no debemos permitir que el constructo que elabora la última parte de nuestra mente construida tome las riendas de nada. Es joven, inmaduro y osado. El arte de la vida es el arte de esperar pacientemente disfrutando de todo aquello que va a menos velocidad que la impuesta.
Esta velocidad que aumenta por momentos, es el resultado inevitable de ir bajando en esa ola que tarde o temprano llegará a costas que no conocemos. Podemos estar en ella, observar todo lo que nos rodea y disfrutar de la experiencia de ser conscientes de todo. Infravalorar este regalo es un insulto a poderes superiores que no entenderemos en esta vida materializada.
Es preciso que el espíritu de lo humano tome las riendas del camino que conoce; lo sabe porque viene de allí y es allí a donde nos dirigimos. Solo entonces aprendemos de ese maestro infinito que es el instante.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comenzamos en octubre 2013

Comenzamos en octubre el Club de Lectura Kan Li. La actividad del club estará centrada en los textos sobre artes marciales y todos los aspectos relacionados con ellas. Hemos abierto un apartado en este blog en el que se detallan las características generales del proyecto, nuestras motivaciones para ponerlo en marcha y su estructura general y de funcionamiento inicial. Todos los meses nos reuniremos para conversar e intercambiar impresiones sobre una lectura predefinida. El club está abierto a todos los alumnos de nuestra escuela que quieran participar. Para esta primera ocasión hemos elegido un texto de gran calado filosófico. Es de gran interés para cualquier practicante de artes marciales y no está exento de lectura complementaria, lo cual siempre es un aliciente para utilizarlo como ventana hacia otros universos escritos. El libro se titula en castellano «Zen en el arte del tiro con arco» y fue publicado por primera vez en el año 1953. Es un libro de experiencias y pensam...

Nueva categoría de Obras y Autores

Abrimos una nueva categoría que puede ser de utilidad para esos momentos en los que el cerebro, casi seco, no encuentra aquél fragmento de título literario o autor escondidos en sus circunvoluciones. El reto, como siempre, vencer a un tiempo insuficiente para leer y para opinar sobre lo leído. En este caso nos limitaremos a rebuscar a aquellos autores que nos permitan ampliar, a través de sus textos, ese sentimiento y conocimiento unificados de una cultura que se escapa entre los dedos del que intenta sujetarla. China, en toda su grandiosidad, en todas sus miserias y en todo aquello que nos suscita el interés desconocido de comprender esta amalgama humana aparentemente impenetrable. Para esta nueva categoría de nuestro blog hemos definido una estructura que intentaremos mantener, siempre que se pueda, que consistirá  en una breve descripción del autor fundamentada en algunas reseñas biográficas relevantes, una descripción de sus obras más relevantes, algunas personales nuestras ...

Charlas de Sidhartha. Reflexionando sobre la empatía

En los últimos tiempos hablamos de la importancia de desarrollar la empatía hacia nuestros semejantes como una necesidad, no solo hacia los demás sino también hacia nuestra propia salud emocional y psicológica. La presión en la que vivimos nos está llevando a plantearnos, una y otra vez, cuáles son las causas que nos impiden ser felices. Ésta también es mi eterna pregunta, sobre todo cuando mi cabeza, temporalmente, es más consciente de todo aquello a lo que me enfrento en un habitual día a día. El egoísmo inducido y la necesidad de una convivencia pacífica que no nos lastime más el alma se han postrado ante una reflexión que, aunque milenaria, sigue en la palestra de las discusiones más enfebrecidas. ¿Tú o yo? Hablar de empatía cuando aún no hemos resuelto esta cuestión nos puede llevar al descalabro de sentir que estamos sembrando preguntas en un terreno más yermo que el cemento. Desde mi particular punto de vista, cuando hablamos de empatía estamos hablando de ...