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Mostrando entradas de julio, 2022

El maestro. 71

Entender en qué punto del camino debemos pararnos para explicar lo inexplicable es trabajo de sabios, de ingenuos o de inagotables. El motivo de enseñar se difumina si no se encuentran escondidas las claves del misterio profundo de lo evidente. Nadie sabe nada y todo el mundo esconde en su interior todo el conocimiento necesario. El maestro lo sabe. El incauto permanece a la espera de que las revelaciones que debe construir ocurran como por arte de magia. Nada puede suscitar lo profundo sin una cuestión irresuelta. Dar esa luz es imposible sin haber germinado antes la oscura presencia de la duda. Es ahí donde radica el arte de enseñar. El enojo es el compañero del que aprende esperando que todo sea tal y como espera. El nombre no se revela, pero la luz comienza a aparecer al fondo de la primera pregunta. Es el maestro el que prende ese fuego, desde su ejemplo inmaculado o desde la oscura incoherencia que existe en la superficie de toda persona. No es bueno, no es ejemplar, no es impres