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Mostrando entradas de septiembre, 2018

La fuerza del fluir. 43

Explotamos convencidos de nuestro éxito venidero. Pensamos que un mero amasijo de fibras musculares puede más que una tormenta del desierto. Estamos tan acostumbrados a imaginar a seres todopoderosos que olvidamos nuestra minúscula insignificancia en el engranaje infinito que mueve el universo. Si bien este olvido se torna imprescindible precisamente por la conciencia clara de esta diferencia de magnitudes, ¿cómo soportar el peso de una claridad tan grande? Somos pequeños pero grandes nuestras aspiraciones que no cumplen los mínimos de adaptación. No podemos contener en nosotros el universo porque no hay continente ni contenido que crear o percibir, solo magma infinito. Ese magma fluye como el agua, tiene propiedades líquidas en la interacción permanente de todas sus partículas. Cuando algo se mueve todo se mueve. Cuando aumenta la temperatura ocurren ciertas cosas, cuando disminuye ocurren otras. Todo el juego del flujo depende de la temperatura y esta, aunque podamos darle

Expandir y contraer. 42

chinesemartialstudies.com Toda la existencia se compone de dos manifestaciones que fluctúan sin descanso. La expansión y la contracción son la cara y la cruz de la moneda de todo lo que percibimos y experimentamos. Este latir permanente se nutre en esencia de una forma de tensión indescriptible, una tensión que no decae más que cuando queremos percibir y dirigir el movimiento. El cielo nos propone esperar, nos insta a dejar fluir la tensión natural entre la expansión y la contracción sin acrecentar inconscientes ninguna de ambas. El dar y el recibir no son más que el dejarse arrastrar como la flecha que es disparada, una flecha con la voluntad última de ver aproximarse su blanco sin que nada ni nadie pueda evitar que se desvíe. Sin embargo, el riesgo del desaliento, el riesgo de disminuir esa potencia de salida, nos puede arruinar el trayecto. Podemos reducir con nuestro anhelo la velocidad del impulso necesaria para llegar a nuestro inevitable destino. Podemos llegar tocan