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Mostrando entradas de mayo, 2018

Las barreras del equilibrio. 37 LXXII

Las barreras del equilibrio son a veces indefinidas. Tanto como aquello que separa a un mal menor de un mal mayor. Es cierto que el alma se debate constantemente entre el cielo y el infierno sin saberlo. Opta por decisiones que esconden tras el telón motivos bien diferentes a los nuestros. Algo así ocurre en nuestra mente. Descansamos de nosotros mismos y nos damos cuenta entonces de cuanta presión contenemos; cuanto nos esforzamos por no ver aquello que sabemos que no conviene a nuestras decisiones pasajeras. Y sin darnos cuenta, esas decisiones tomadas a saltos y de reojo, contaminan el espectro de posibilidades en el que se proyecta nuestra efímera existencia material. Es cierto que ablandarse no mejora el resultado y las briznas de hierbas que rozamos, son ya suficiente para delatar su presencia a nuestro tacto. No es preciso apretarlas, romperlas o arrancarlas. Tan solo susurrarles, desde la piel, que estamos ahí para que el eco de nuestra llamada reciba su efectiva y rá