Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2016

Simple por sí mismo

Difícilmente apelamos al desencuentro de un estado de nuestro ser con otro que nos inunda por completo. Cada segundo es un misterio en el que somos traspasados por agujas cortantes transformadas en ideas, ideas de otros, de nuestro grupo, de ese que invade fielmente nuestra singular monología. Somos miseria en un mar de prohibición que nos controla alertado por la posibilidad de enriquecernos. Cada gramo de oro se torna lágrima en los ojos de alguien que no sabe cómo ni por qué se le quita el algo imprescindible. Cada gramo convertido en kilo requiere el daño como fértil aglomerante que convierta, por presión, un trozo podrido de humanidad en diamante. Ese malestar que vivimos felizmente nos reduce sin remedio, nos exprime el alma para dar sus gotas de sal a ese que vive succionando la vida a los otros. ¿Cómo no negociar en un mundo que es, en sí mismo, un mercado en el que el producto, el usuario y el vendedor son piezas semejantes pero desordenadas? Cuanto más intentamos g