Es vital diferenciar constantemente. Todos lo hacen, hasta este libro de sabiduría que, como tal, no acierta a veces a definirse sin errores. Es cierto y falso a la vez lo que dice en un dulce juego de contradicciones que tienen por misión el desconcierto de lo falso. La mente se equivoca cuando acierta y acierta en equivocarse para mostrarnos la irrealidad de todo lo real que nos rodea. El ángel anticipado del futuro impredecible carece de sentido cuando el bien y el mal se desmontan mutuamente. El escriba se cuela en las palabras que le trascienden para dejar un mensaje inconexo que nada tiene que ver con el Dao. Sin embargo, como propietario espiritual del verbo, es el libro el que marca su sentido robando el contenido y significado final a las palabras equivocadas. Trascendiendo su propio mensaje acalla las voces que critica, desprovee de peso al que sueña con colarse entre sus filas para transmitir sus miserias. No es hijo de nadie más que de sí mismo, nutrido por su propia vacuid