Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2019

Cielo y tierra tensionados. 51

Sucumbimos casi siempre a la idea de que debemos mirar por nosotros como si todo nuestro ser fuese imperecedero. En el texto se insinúa, una y otra vez, que trabajamos en algo desfasado porque el aliento continúa su tránsito anterior a nosotros y nos abandona después de atravesarnos. Esta invitación no es gratis. No apunta a un dejar de hacer, más bien nos muestra la importancia de entender lo que nos toca. Unas veces brillar, otras dar sombra. A veces nos toca ser silencio y otras un ruido que ensordezca lo suficiente para que el resto deje de oírse un instante a sí mismo. Ese sí mismo no es la reflexión, no es la aparente garantía de falso conocimiento que nos refleja en nuestra consciencia un mero proceso de interacción compartida. El cielo es cielo y la tierra es tierra. Ninguno de los dos se afana en ser el otro por más dura que sea la aridez del terreno y más volátil la etérea inconsistencia del vacío celeste. Presión hacia afuera y presión hacia adentro configuran es

Hembra misteriosa. 50

Misteriosa la atracción que produce el vacío, como si nuestra imagen se perdiera y eso iluminara nuestra propia vacuidad. Ver el cielo y la tierra desde un mismo punto vacío en el que salimos solo para buscar permanentemente adentrarnos de nuevo en él. Qué misterio envuelve el sentido de todo esto, qué infinita cuestión irresuelta dando vueltas a nuestros presentes, distorsionando nuestro pasado y afilando futuros que quizá serían otros. Al amparo de ese vacío excluyente salimos a un mundo que nos rechaza, nos encontramos con la necesidad de respirar con esfuerzo, de subir las cuestas de la vida para llegar al fondo de nuestro ser; que contradictorio un esfuerzo de subida para realmente bajar al inframundo de lo que somos. Es irónica esta atracción recíproca de nosotros hacia el vacío y del vacío hacia nosotros. Nos aleja del cálculo como medida de sentido y nos adentra en el caos como certeza absoluta de nuestra imposibilidad de ser caóticos. Ese yang infinito que nos contien