Nos decía Samuel
Wolpin que cuando se rompe la cáscara de
la personalidad corriente y el ser entra en contacto con sí-mismo, dejan de
afectarle las penalidades y los goces mundanos: él ya se encuentra en un estado
de conciencia participante de la totalidad universal.
Abrazamos la idea
de alcanzar el uno como una forma de interpretar un estado de equilibrio justo
para la vida y para su sentido. Todo el Lao
Zi nos habla de la estructura equilibrada de los pilares fundamentales de
la vida. El cielo, la tierra, los espíritus, los valles, los señores y los
reyes, siguiendo este orden en el texto, se normalizan al momento de alcanzar
un uno que apunta a un estado de anulación de las contradicciones bipolares de
lo existente, transformándose por si mismos en un acierto de intercambio
complementario entre los dos extremos de una vía que conduce a un centro
objetivo existencial.
Quietud, calma,
eficacia, lleno y nobleza son el resultado de este equilibrio logrado a través
de la comprensión de la naturaleza de cada estadio mencionado, siguiendo las
reglas de alcanzar el uno en cada caso y con la firme convicción de que lo
interior, donde reside lo realmente valioso, es humilde en su certera
insignificancia revelada a través de este ejercicio introspectivo.
Esta humildad tan
enaltecida en los textos clásicos y especialmente resaltada en el segundo texto
del Lao Zi de Mawangdui pone de manifiesto que la realidad tangible de
nuestro universo material se desvanece en los territorios etéreos del espíritu,
un espíritu celestial y terreno cuyo fundamento parece obedecer a la existencia
de un sutil equilibrio entre sus polaridades materiales que debe ser
conquistado desde la nobleza natural de lo humilde.
Magnífico capítulo
el que hemos atravesado y que, a su vez, nos ha debido atravesar también para
que, sin menoscabo de lo propiamente íntegro, andemos reflexionando sobre sus argumentos.
Veamos que nos
depara el tercer texto que finaliza con la siguiente cita que ya da que pensar:
«Solo el Tao puede dar principio y también puede llevar a la plenitud». Lo
veremos el próximo 28 de enero.
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