Ir al contenido principal

Misteriosa virtud


Buscamos un sentido intentando dar forma a lo informe. Creemos que el cielo nos cobija a nuestro antojo y que todo el universo se manifiesta en un leve reflejo de un pensamiento que se nos fuga inesperado. El cielo es el cielo.
Nosotros recogemos lo sembrado pero es el cielo el que nutre el alimento que nos inscribe en el registro silencioso del ser, sin nombres, sin apellidos, sin forma. El agua no decide su volumen en el cántaro que la contiene ni entiende al calor que la evapora. Es la consciencia de su naturaleza dinámica, adaptable, sensible, nutritiva la que le da sentido a conocerse. El Tao nos reúne y nos lanza allá donde el destino del conjunto lo requiere en un plan insospechado.  Comidos, crecidos y formados, qué más podemos pedir que ser conscientes del milagro imperceptible. Ser testigos mudos hacia afuera de lo que nuestro corazón goza ante una creación tan desbordante, tan efímera y tan infinita a nuestros ojos.
Es una inercia ancestral que se propaga entre las diez mil almas que nos precedieron montadas a lomos de un enorme pez cuya distancia no podemos entender. El Tao dicta principio y final y nosotros, los testigos, recibimos la luz interior del propio sentido de nuestra razón. Cuando esta se agota volvemos al río de la virtud infinita y solo si crecidos y desarrollados fuimos capaces de transformar la materia en espíritu.
Ese espíritu permanece creciente, nutriéndose de nuestra capacidad de honrar la virtud comunicada por los árboles y respetar el origen que desconocemos, sería muy osado no hacerlo cuando apenas somos capaces de desgajar la mandarina que pretendemos comernos y luego, una vez en el interior de nuestra boca, todo su proceso desaparece a nuestros ojos.

Bendita la bondad del cielo que nos ilumina, nos nutre y nos protege según su dictado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comenzamos en octubre 2013

Comenzamos en octubre el Club de Lectura Kan Li. La actividad del club estará centrada en los textos sobre artes marciales y todos los aspectos relacionados con ellas. Hemos abierto un apartado en este blog en el que se detallan las características generales del proyecto, nuestras motivaciones para ponerlo en marcha y su estructura general y de funcionamiento inicial. Todos los meses nos reuniremos para conversar e intercambiar impresiones sobre una lectura predefinida. El club está abierto a todos los alumnos de nuestra escuela que quieran participar. Para esta primera ocasión hemos elegido un texto de gran calado filosófico. Es de gran interés para cualquier practicante de artes marciales y no está exento de lectura complementaria, lo cual siempre es un aliciente para utilizarlo como ventana hacia otros universos escritos. El libro se titula en castellano «Zen en el arte del tiro con arco» y fue publicado por primera vez en el año 1953. Es un libro de experiencias y pensam...

El maestro. 71

Entender en qué punto del camino debemos pararnos para explicar lo inexplicable es trabajo de sabios, de ingenuos o de inagotables. El motivo de enseñar se difumina si no se encuentran escondidas las claves del misterio profundo de lo evidente. Nadie sabe nada y todo el mundo esconde en su interior todo el conocimiento necesario. El maestro lo sabe. El incauto permanece a la espera de que las revelaciones que debe construir ocurran como por arte de magia. Nada puede suscitar lo profundo sin una cuestión irresuelta. Dar esa luz es imposible sin haber germinado antes la oscura presencia de la duda. Es ahí donde radica el arte de enseñar. El enojo es el compañero del que aprende esperando que todo sea tal y como espera. El nombre no se revela, pero la luz comienza a aparecer al fondo de la primera pregunta. Es el maestro el que prende ese fuego, desde su ejemplo inmaculado o desde la oscura incoherencia que existe en la superficie de toda persona. No es bueno, no es ejemplar, no es impres...

Dao De Jing. Subir lento y bajar pronto. 66

Llevar tacones o ponerse de puntillas nos hace parecer altos como no somos. En el Tao la apariencia choca frontalmente con la realidad para conjugar sus pareceres. No podemos elevarnos más de lo que somos, pero ¿quién sabe realmente lo que es? El deseo de estar vinculado al mundo, de formar parte de él sin menoscabos no es cuestión baladí. Es el ignorante el que sueña con un trono solitario desde el que ser admirado pero incomprendido. La fama no es apta para aquellos cuya misión es mundana, diaria, constante y sin brillo. Es importante no aspirar a aquello para lo que no estamos hechos, para lo que no estamos preparados o para lo que sentimos que nos acabará destruyendo como a tantos. Las cimas están para escalarlas y bajar de ellas de inmediato. La visión, el eco de la imagen que nos permite el ascenso y la cima misma son ya diferentes cuando bajamos reflexionando sobre todo ello. La bajada entraña también sus peligros, pero el espíritu pleno por la cercanía del cielo sigue ensim...