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Para nuestra próxima cita nos hemos distanciado
un poco del modelo literario escogido hasta ahora para adentrarnos en un
interesante artículo que relaciona dos mundos no siempre emparentados de cara a
la galería: la cognición y el Taijiquan.
El texto pertenece a un artículo escrito por D.
Iván Redondo Orta del Departamento de Filosofía de la Universidad autónoma de
Barcelona para la revista «Rahonar».
Esta revista es un referente en cuanto a la
calidad de sus artículos y a las referencias nacionales e internacionales que
han pasado por ella tales como Jürgen Habermas, Cristina Lafont o Agnes Heller,
entre otros. Aparece en el año 1981 con la voluntad de establecer un medio de
difusión de la filosofía catalana tocando temas tan diversos en el ámbito de la
filosofía como este que tenemos entre manos.
El Taijiquan
no ha sido siempre bien entendido en diferentes foros intelectuales de nuestro
país. La banalización mediática que se ha hecho de sus profundos contenidos
culturales, filosóficos, médicos o marciales, lo han llevado al terreno de la fantasmagoría
propia de tendencias New Age,
relacionándolo con todo tipo de invenciones preapocalípticas, o lo que hemos
llamado a veces desde nuestra escuela guru-filamentosas.
Por desgracia, este desconocimiento entronca a la
perfección con un país sin reglamentación de mínimos al respecto, con más
pillos que pitillos y con muy pocos trabajos serios de investigación y divulgación
que hagan justicia con la real magnitud de esta práctica.
En este artículo no solo sorprende la conexión
que el autor establece entre estos dos mundos, particularmente me ha impresionado
su comprensión de algunos detalles del arte que se manejan habitualmente en un
nivel de práctica profundo, algo también bastante inusual en nuestro
territorio.
El Know How
y el Know What nos muestran dos caras
muy precisas de una realidad que casi mata al Taijiquan en sus etapas tempranas de difusión en España,
debatiéndose entre un aprendizaje de rituales extravagantes vinculados a
tradiciones religiosas, con las que tenemos poco que ver, o entre una
transferencia real de capacidades y conocimientos que permitan al interesado
acceder a la experiencia real de la práctica, lejos de ver su imagen simplemente
reflejada en un movimiento exógeno carente de trascendencia personal.
Este texto nos espera así como un interesantísimo
debate sobre numerosas íes que están esperando sus puntos como agua de mayo, que
para esta ocasión nos llegará en abril.
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